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Un amor más grande  

Publicado por ChArlYz


Había un joven que había perdido a su madre al nacer, por lo que toda su vida había sido criado por su padre. Este se levantaba muy temprano cada mañana para ir a trabajar en su carpintería, pero no sin antes darle específicas instrucciones a su Hijo. Le decía:
-recuerda alimentar a las gallinas, se aplicado y obediente en la escuela, y nunca vuelvas a casa por el atajo. Cada mañana, casi religiosamente, le repetía estas palabras.

El joven asentía con su cabeza, y decía siempre: - Si, Padre; así lo haré.
Pero ni bien salía el hombre de su casa, el hijo volvía a su cama, a dormir otro rato. Solo cinco minutos mas, se decía a si mismo; pero finalmente, se quedaba dormido, y se levantaba tarde.
Salía muy apresurado, así que siempre olvidaba alimentar a las gallinas.
En la escuela, sus calificaciones habían bajado notablemente, y solía faltarle el respeto a sus maestros…
Y al volver a la casa, el camino era tan largo… Además, todos sus amigos cruzaban por el atajo. Por que no ir el también? Al fin y al cabo, que podría pasarle? Su padre nunca se enteraría. Así que regresaba cortando camino.

Luego de un tiempo, el padre, que había notado cambios en las actitudes de su hijo, decidió hablar con el. Una noche, en la cena, le dijo:
-Hijo, se que no has estado alimentando a las gallinas. Cada vez que me acerco a ellas con el bote de maíz, se alborotan terriblemente. Y tu maestra me ha comentado que tu rendimiento en la escuela no es muy bueno, y que has estado juntándote con un grupo de amigos que no son buena influencia para ti…

Al escuchar estas palabras, el joven se ruborizo por sentirse descubierto. No sabia que argumentar, pues cada palabra que su padre había dicho era verdad. Comenzó a llorar, arrepentido de lo que había hecho, pidió perdón, y prometió que desde ese día en adelante, cambiaria; prometió que seria obediente en cada instrucción.
Pero al otro día, cuando su padre se fue a trabajar, otra vez se sintió muy cansado, y se dijo a si mismo: -Son solo cinco minutos más. Luego me levantare y alimentare las gallinas. Pero sucedió que nuevamente se quedo dormido, y tuvo que salir apresurado, sin hacer la tarea que se le había encomendado.
Otra vez obtuvo bajas calificaciones… y otra vez, volvió a casa por el atajo.
- No puede ser tan malo, pensó… quien no saca malas notas alguna vez? Y quien no vuelve por el atajo? Todo mundo lo hace, y no les sucede nada malo. Solo mi padre no me permite a mí ir por allí… Y el otro camino es tan largo…

Casi llegando a su casa, pudo ver de lejos a su padre, que lo estaba esperando. Cuando finalmente estuvo frente a el, se sintió muy avergonzado; pues se dio cuenta de que su padre sabia lo que había sucedido. Tenía temor de ser duramente reprendido, pues con justa razón, el hombre debía estar muy enojado.
Pero que gran sorpresa se llevo cuando su padre lo recibió con un chocolate caliente, y con un abrazo. Nuevamente hablo con el, y le dijo que todo lo que le exigía, y las cosas que no le permitía hacer eran por su propio bien.
El joven se sintió muy apenado, y dijo:
-tienes razón, padre. Ahora si te obedeceré. Haré todo lo que me pidas.
Al día siguiente, con la determinación de no decepcionar a su padre, se levanto temprano, alimento a las gallinas, y se fue a la escuela. Pero al llegar allá, la presión de sus compañeros fue tan fuerte, que otra vez fue irrespetuoso con su maestra. Y cuando quiso volver a casa por el camino correcto, todos sus amigos comenzaron a burlarse de el, diciéndole:
-Eres un tonto! Para que vas por el camino mas largo? Si después de todo, llegaremos al mismo lugar… y no pasara nada malo…
Así que, una vez mas, tomo el atajo.

Llego a su casa muy triste… El había intentado, pero había fracasado. Quería obedecer, pero todo parecía estar en contra. Así que fue a su padre, y con lagrimas en los ojos, le confeso lo que había sucedido. Y le dijo:
Padre, otra vez he fallado, te he decepcionado otra vez. Creo que soy malo, nunca
podré hacer lo que me pides. No merezco que me vuelvas a perdonar…

El padre lo miro con sus ojos llenos de amor, lo abrazo muy fuerte, y le dijo con ternura:
-Como no voy a perdonarte? Eres mi hijo, y mi amor por ti no depende de lo que hagas, sino de lo que eres para mí. Y nada podrá cambiar eso. Todo lo que te he pedido que hagas, es porque quiero lo mejor para ti. A pesar de que parezca desagradable, quiero cuidarte del peligro, quiero que aprendas, que te formes… Se que es difícil para ti , y es cierto que mi corazón se duele cuando no eres obediente, pero no significa que no te ame. No tienes que hacer nada para ganarte mi amor, porque ya es todo tuyo.

Después de escuchar estas palabras, el joven nunca volvió a comportarse de la misma manera. Había conocido un amor más grande, y esta era su motivación para obedecer, y para volver a intentar cada vez que se equivocara. Quería cuidar ese amor que era mayor que cualquier otra cosa, el amor que había cambiado su corazón.

Jr. 31:3 – Con amor eterno te he amado, por tanto te prolongue mi misericordia
Ro. 8:38 – Ni la muerte, ni la vida, ni Ángeles, ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo porvenir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús

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